
Hay un cierto consenso de que se impone una nueva 'realidad' en la macroeconomía argentina, a partir de la decisión de descongelar tarifas. Pero todavía se desconoce el impacto inflacionario de los nuevos valores.
El economista Orlando Ferreres se lo dijo anoche a Antonio Laje, por América 24: el Gobierno Nacional tiene problemas de 'caja' importantes. Entonces, aumenta las tarifas públicas para reducir egresos (pagará menos subsidios) y para incrementar la recaudación (el 21% del aumento de tarifas se lo queda el Tesoro vía impuestos).
En ambos casos, el Gobierno Nacional traiciona su supuesto de mejorar la redistribución del ingreso porque el gran ganador con esta decisión política es el Estado recaudador. Para las empresas todavía es insuficiente para invertir en ampliar su capacidad instalada. O sea que no les resuelve el problema de fondo sino que les permite un cierto desahogo financiero. En este sentido probablemente le resulte más útil a un Marcelo Mindlin, símbolo del kirchnerismo eléctrico y un pionero en el 'apriete' a las empresas extranjeras para que malvendan sus activos argentinos (Pampa Holding exprimió a la francesa EDF).
Pero, ¿debía esperar el kirchnerismo a llegar hasta la instancia de la asfixia financiera fiscal para ajustar tarifas, que era una medida estratégica de política energética? Por supuesto que resulta ridículo hasta preguntarlo. Pero los Kirchner, Julio De Vido y su elenco de genuflexos (incluyendo el 'grasa' Daniel Cameron, quien tiene un ringtone en volumen alto con la melodía de 'Bombón Asesino' que lo identifica en todas las reuniones) son lo que son, y por eso van en pendiente.
Para un consumo de 650 kw la factura bimestral seguirá siendo de $ 59. A partir de allí vendrán los aumentos. Desde las empresas eléctricas informaron que un cliente que consume 720 kw, verá incrementada su factura en $ 0,15 diarios, o $ 9 adicionales por bimestre. Y si el consumo fuera de 1.200 kw, serían $ 0,54 diarios, $ 32,4 cada 60 días.
De acuerdo a las Asociaciones de Consumidores en los días de temperaturas extremas los hogares de clase media pueden llegar a consumir un promedio de 20KW diarios. Además, se acotará el Programa de Uso Racional y Eficiente de la Energía (PUREE) creado en 2005, que establecía premios para quienes bajarán su consumo. Ahora quedarán fuera de competencia quienes consuman más de 1.000 kw bimestrales, 9% de los clientes residenciales.
Aqui algunos recortes periodísticos de la fecha:
En el diario Ámbito Financiero, antes de la nota de Sergio Dattilo:
"Lo que se prometió en gestión de Néstor Kirchner y no se cumplió ayer tomó otro perfil: subieron las tarifas eléctricas hasta 30% para residenciales de mayor consumo, mínimo oxígeno para las cuentas públicas y primera señal del gobierno cristino de que tal vez en la Argentina tenga sentido invertir (anticipado por Ambito Financiero el pasado lunes 21). Aun con tardanza, se disipa el humo confuso de que los Kirchner nunca habían corregido tarifas en Santa Cruz y de que, si no las habían incrementado en su mejor momento político, menos se iban a atrever a hacerlo ahora, cuando se les esfumó la popularidad. Pero hubo decisión a pesar de un plan atribuido a Guillermo Moreno para no alterar el esquema de precios de los servicios públicos. Saludable económicamente la medida, aun con la estúpida -pero nunca descartada- versión de que este aumento es una forma de castigar a la clase media que vota en contra del oficialismo y cacerolea a favor del campo. Ya que, también, cierto "criterio social" imperó para no aplicar subas a los consumos de entre 300 y 650 kilovatios que, inicialmente, estaban incorporados a los cambios. Para la mandataria, esto puede ser parte de su relato de la "redistribución del ingreso", aunque en verdad lo que sucedió ayer es un ortodoxo avance al ordenamiento de los números públicos. Más si, progresivamente, continúan estos ajustes cada dos meses -como se supone-, también se atiende a las generadoras (sólo vale hoy para distribución), se cambia el cuadro del gas (con precios absurdos que van de US$ 2 a US$ 19, según a quien se compra y se vende) y también el del transporte. Se insinúa un cambio, iniciático tal vez, para contener la espiral de los subsidios que en el último año han crecido exponencialmente, de discrecional utilización, a los cuales casi alegremente prometió ayer eliminar el ministro Julio De Vido. Freno parcial a la demagogia, entonces, una mirada más seria sobre los riesgos energéticos (se supone que habrá menos desenfreno del consumo) y un guiño a quienes parecían convencidos de que invertir en la Argentina de los Kirchner constituía no sólo una inutilidad, sino un grave perjuicio. También se indica con esto que los hombres importan poco cuando se aplican determinaciones sensatas."
Néstor Scibona en el diario La Nación:
"(...) Ayer, las empresas distribuidoras del área metropolitana sacaban cuentas y suponían que, en el mejor de los casos, les permitirá mejorar la caja para compensar el incremento de costos (salariales y operativos) provocados por la inflación de los últimos doce meses, más que encarar inversiones indispensables ya anunciadas en el sistema a cuenta de mayores ingresos. Hacía casi dos años que estas empresas aguardaban, luego de un retoque parcial en 2006, una revisión integral de sus contratos y tarifas, que ahora volvió a postergarse para el primer trimestre de 2009.
La fecha original era comienzos de 2007, pero el almanaque encontró un escollo político: se trataba de un año electoral. Otra incógnita está en el temido impacto inflacionario del incremento de tarifas. Nadie, en realidad, sabe cuál será su incidencia en el nuevo "índice Moreno" de precios al consumidor, sencillamente porque el Indec no se tomó el trabajo de informar las ponderaciones de la electricidad.
Si siguiera vigente el IPC "viejo", su impacto en el índice de julio sería inferior a medio punto porcentual, entre 0,2 y 0,4%, según el universo de usuarios que abarque. Pero esto es sólo teoría. Aunque es retroactivo al 1º del actual, su facturación hará que sólo repercuta en el índice de agosto. Y su carácter diferenciado hace que pueda diluirse aún más, ya que abarca a un 50% de los consumidores, de clase media para arriba.
Cada cual deberá medir entonces en su cuenta de gastos el impacto de este ajuste, que impresiona más por los porcentajes que por el aumento efectivo en las facturas, que aún están lejos de cualquier comparación internacional.
La otra gran incógnita, además de la generación eléctrica, es qué ocurrirá con las tarifas de colectivos, subtes y trenes, que representan otro 40% de los subsidios estatales, pese al ajuste de 17% aplicado en enero de este año y que se destinó casi íntegramente a pagar aumentos salariales (...)".
Daniel Fernández Canedo en el diario Clarín:
"(...) El aumento de las tarifas de la luz después de siete años y los incidentes en Córdoba por una reacción a la reforma jubilatoria, ayer formaron parte de un hilo que conduce hacia una nueva realidad económica. La suba de la luz para las familias de clase media y media alta de entre 10 y 30%, tiene como contracara del golpe al bolsillo la decisión oficial de empezar a moderar el aumento de los subsidios. Los subsidos para evitar los aumentos en luz, gas, colectivos y subtes, fueron de $ 14.000 millones el año pasado y este año se proyectan a $ 32.000 millones.
Ese salto y la idea de que las tarifas seguirían quietas consolidaban la idea de que el Gobierno necesitaría mantener un crecimiento del orden del 40% en el gasto público, que hacía impensable el éxito de cualquier esquema que intentase bajar la inflación.
Ayer el Gobierno asumió el costo político de tener que anunciar una suba de la luz para la clase media. Y puso fin a lo que venía siendo la generación de un cóctel con características explosivas: tarifas inmóviles, consumo en aumento y cada vez más subsidios.
Seguramente, algún funcionario podrá retrucar que ese esquema resultó viable y que lo podría seguir siendo mientras la recaudación impositiva sea elevada.
Pero ese es un punto en cuestion: la crisis con el campo puso un techo a la idea de que la recaudación puede subir siempre. La presión tributaria (recaudación/ PBI) hoy es récord y ronda el 25%. En los últimos años, una parte de su aumento estuvo explicada por la suba de la recaudación de las retenciones a los granos y el impuesto al cheque, dos gravámenes que no se coparticipan. Lo que se recauda queda para el Tesoro Nacional. Es por ese punto en que la suba de la luz y los incidentes de Córdoba por la rebaja de las jubilaciones más altas aparecieron ayer íntimamente ligados. (...)".
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